Inaugurada en diciembre de 2020 en el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada, Sentimientos de un pincel fue mi segunda exposición individual, presentada con 16 años. Reunía 14 obras en óleo y acrílico centradas en retratos de niños y niñas de distintas culturas y etnias de alrededor del mundo.
A través de sus miradas, buscaba transmitir emociones profundas como la ternura, la ilusión o la tristeza, usando el arte como un espejo del alma de cada niño.
16 AÑOS 2020
Centro Artístico, Literario y Científico de Granada





Sentimientos de un pincel nació de una necesidad de profundizar en lo humano. Tras años trabajando el retrato, decidí centrarme en las miradas de niños y niñas de diferentes culturas, buscando transmitir emociones universales como la ternura, la vulnerabilidad o la ilusión. Fue una etapa de estudio y sensibilidad: observar, empatizar, entender desde el pincel. El objetivo era claro: que cada cuadro hablara por sí solo, que cada rostro contara su historia sin palabras.


La exposición se inauguró en diciembre de 2020, en pleno contexto de COVID, en el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada. Tenía miedo de que, por la situación, no llegara a la gente esperada. Pero ocurrió lo contrario: más de 700 personas visitaron la muestra, 500 solo en el día de la inauguración, con gente bajando por las escaleras del edificio para poder entrar. Fue presentada por Juan García Pedraza (Doctor por la UGR en BBAA) y Celia Correa (Presidenta del Centro), y respaldada también por figuras como los hermanos Gómez-Moreno, escultores granadinos de gran trayectoria. Como agradecimiento, doné una de las obras al Centro Artístico, donde aún hoy puede verse. La acogida de público y medios fue tan cálida como inesperada. Me entrevistaron en prensa, radio y televisión, y por primera vez sentí que mi trabajo empezaba a tener un eco.
Sentimientos de un pincel fue una exposición que me obligó a mirar hacia afuera, pero también hacia dentro. En medio de la incertidumbre, comprendí que el arte tiene fuerza incluso en los momentos más frágiles. Entendí que no solo se trata de crear, sino de conectar, de emocionar, de acompañar. Ahí supe, con certeza, que esto no era solo lo que hacía… era quien iba a ser hasta el día que me muera.
